Esto debe llevarnos a reflexionar: ¿Cómo podemos creer en verdad en Jesús y crecer en comunión con Él si vivimos buscando nuestra propia gloria —en redes sociales, en el mundo o la iglesia— para sentirnos validados y seguros?
La fe no puede crecer en un corazón que busca primero la gloria de los hombres en vez de la gloria de Dios. Y creo que este es uno de los problemas más grandes de la iglesia hoy, cuando muchas personas en la iglesia desean fama e influencia, y vemos tanta autopromoción en el cuerpo de Cristo. Actitudes que son claramente vanidosas y egocéntricas, hoy se han normalizado en muchos líderes e iglesias. Cuando se normalizan de esta forma, se normalizan también en las personas de la iglesia.
Entonces los cristianos hoy vivimos cada vez más pendientes de la autopromoción y que otros nos halaguen como buenos líderes, esposos, personas religiosas, buenos estudiantes. Y no está mal recibir halagos de los demás. El problema es cuando eso es lo que más nos importa y cuando buscamos eso antes que la gloria de Dios.
La verdad es que un millón de «me gusta», aplausos, palmadas en la espalda y elogios de los demás jamás saciarán tu alma porque no fuiste hecho para eso.
Adaptado de la predicación Cómo vencer el temor al hombre.
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